Carlos Flores
Hace ya muchos años que leí Enseres para sobrevivir en la ciudad. Dicho libro no es la “Obra” cumbre de Vicente Quirarte. Más bien, es, a mi parecer, uno de tantos libros (dicho sin afán despectivo) de este escritor defeño. Pese a lo anterior, desde la primera lectura me causó un bovarismo desquiciado. Libro ameno, Enseres..., habla de lo que, para bien o para mal, resulta necesario para quien desea sortear con creatividad los ires y venires dentro de la ciudad, pensemos, desde la escritura literaria. Hay, según Quirarte, algunos objetos que son casi fetiches del escritor. Sólo falta recordar que cuando la escritura inunda el blanco de cualquier superfice el lápiz resulta un compañero insuperable, sin olvidar, por supuesto, a la pluma (“fuente” agregaría Quirarte). El cuaderno, la mochila, la gabardina, entre otras cosas, son objetos que conforman las “herramientas” del escritor. Tinta para pluma fuente, paraguas, camisa limpia y bien planchada, cesto de papeles. Hay objetos que nos dicen mucho de quien los posee. Los enumerados arriba, darían cuenta de quién sabe qué especie de torturado animal de letras. Enseres..., es un libro íntimo, de un escritor inundado por una líbido escritural que lo personaliza. Un feliz ejercicio de escritura podría decirce y de Quirarte un hijo sin igual del edonismo. Enseres..., quiero creer, reclama como único requisito al lector compartir ciertas afinidades. Afinidades, por otro lado, que resultan “necesarias”, digamos, del escritor marcado por las temeridades de la vida urbana.
1 comentario:
Qué bueno que hables de este libro.
Enseres para sobrevivir en la ciudad da vida a los objetos que durante un tiempo nos la dan.
Un saludo.
Ignacio.
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